La mente es la sede de la consciencia, la esencia de tu ser. Sin mente, no puedes considerarte significativamente vivo.

Tradicionalmente, los científicos han tratado de definir la mente como el producto de la actividad cerebral, pero cada vez hay más evidencia que demuestra que la mente va mucho más allá del funcionamiento físico del cerebro.

El cerebro juega un papel increíblemente importante, pero la mente no puede limitarse a lo que está dentro de nuestro cráneo, o incluso de nuestro cuerpo, como lo afirma y explica Dan Siegel, profesor de psiquiatría en la Facultad de Medicina de la UCLA y autor de un libro recientemente publicado, Mind: A Journey to the Heart of Being Human, después de años de investigación y exploración.

Algunas experiencias son difíciles de olvidar; ¿cómo creamos y almacenamos recuerdos? Almacenamos eventos en una zona del cerebro que no discrimina: tanto los recuerdos verdaderos como los falsos activan regiones cerebrales similares. El cerebro no puede distinguir lo real de lo imaginario. La mente sí. La consciencia sí. Y al aplicar este principio es cuando podemos tomar decisiones que marcan la diferencia en la calidad de nuestras experiencias, en la calidad de nuestras vidas.

La mente se extiende más allá de nuestro ser físico; nuestra mente no es simplemente nuestra percepción de experiencias, sino esas experiencias mismas.

Cuando nos damos cuenta de que la mente no es sólo actividad cerebral sino un proceso relacional, se produce un cambio enorme en el sentido de pertenencia, el sentido del yo y el sentimiento de aislamiento.

La narrativa es la elección de qué eventos relatar y en qué orden hacerlo; por lo tanto, es una representación o manifestación específica de la historia, más que la historia en sí. La forma más fácil de recordar la diferencia entre historia y narrativa es reorganizar el orden de los eventos. Un nuevo orden de eventos significa que se obtiene una nueva narrativa de la misma historia.